El logopeda, figura clave en el manejo de la disfagia
La disfagia, la dificultad para tragar, afecta a hasta dos millones de personas en España. Esta alteración puede incapacitar para deglutir alimentos sólidos, líquidos, pastillas e incluso la propia saliva. Más de 40 millones de personas en Europa tienen disfagia.
El logopeda participa en todos los niveles de prevención de la disfagia. Participa en un nivel primario guiando y aconsejando a la persona con disfagia en una alimentación oral que disminuya el riesgo de aspiraciones y, por lo tanto, disminuyendo y evitando comorbilidades asociadas. En un nivel secundario participa favoreciendo la detección de la disfagia, ya que a menudo forma a equipos interdisciplinares para que conozcan esta alteración y cuenten con herramientas basadas en evidencia que les permitan detectarla. En tercer lugar, el logopeda genera planes terapéuticos basados en las necesidades de la persona para disminuir los efectos de la disfagia en la vida diaria.
El logopeda acompaña a la persona con disfagia en cualquier momento de su vida, ya que esta patología se da durante todo el ciclo vital, desde prematuros y neonatos a personas mayores con presbifagia, o a personas en momentos de cuidados paliativos. Los procedimientos que aplican los logopedas han demostrado utilidad y eficacia independientemente de la edad del usuario.
El logopeda es un profesional que conecta con la persona con disfagia y le acompaña a lo largo de todo su proceso. El logopeda y la persona con disfagia viven juntos cada una de las barreras que esta dificultad pone en el camino. Por ejemplo, a menudo la disfagia va asociada a procesos neurodegenerativos o a ictus, que implican cuadros clínicos complejos. Por este motivo, las personas con disfagia reconocen en los logopedas un aliado para poder luchar contra esta circunstancia, ya que, más allá del ámbito hospitalario, el logopeda participa en el ámbito comunitario. Sus herramientas dan respuestas a problemas típicos de la vida diaria, ayudan a la integración familiar y social, y facilitan la vida de la persona una vez que ha vuelto a su casa. Es difícil hablar de disfagia y no pensar en un logopeda.
La disfagia ha ido aumentando su visibilidad en los últimos años. Hace décadas los logopedas nos enfrentábamos a ella con escasos recursos y ante un desconocimiento generalizado. Afortunadamente cada vez hay más profesionales que se unen a esta lucha y pasan a formar parte de ese equipo interdisciplinario que va creciendo y del que los logopedas seguimos siendo parte fundamental.
La disfagia requiere un equipo interdisciplinar que debe coordinarse en los diversos niveles de atención. El perfil del logopeda, que atiende a la disfagia de manera global y conoce los distintos ámbitos de abordaje de la disfagia, puede ser útil como gestor de casos en este cuadro clínico.
Según una encuesta reciente del CGCL dirigida a los logopedas que trabajan en centros hospitalarios en España, casi el 90% de los logopedas encuestados tratan perfiles con trastornos de la deglución ocasionados por alteración neurológica (89,9%), por alteraciones estructurales (78%) u otras alteraciones de la deglución (63%).